Fuera de la traducción literal, no hay un área de la gestión empresarial donde gerente sea evaluado con los mismos criterios que al manager del béisbol: cuando las cosas van bien el crédito es del equipo y cuando van mal la culpa es del manager. Ya el gran filósofo de Haina, Felipe Alou, reflexionó para su propio consuelo, que cuando las cosas van mal no se puede botar al equipo entero, por lo que la solución siempre será cambiar el manager. He querido aprovechar la ocasión que nos da los 3 managers despedidos esta temporada invernal para establecer similitudes y enseñanzas, a partir de los resultados obtenidos respecto a sus sucesores.
Empecemos con el caso de Luis Natera, dirigente del Escogido, quien sustituyó a Bienvenido Figueroa, con mejores resultados, sin dudas, debido, por un lado a mejores decisiones en el terreno y por el otro, la presencia de Santiago Casilla como cerrador, un relevista de Grandes Ligas que nunca tuvo su predecesor. La enseñanza pelotera: una vez cambia el manager, la gerencia general buscará los jugadores que hagan falta para que las cosas vayan bien. El aprendizaje para el jefe de seguridad: haz tu mejor esfuerzo con los recursos que tengas, pues a tu sucesor le darán todos los que no tuviste, pues la dirección no puede darse el lujo de poner en evidencia que la fiebre no está en la sábana.
El chisme de esta semana ha sido la designación de José Offerman como manager del Licey, en lugar de Héctor – La Manta – De La Cruz, pero no por en cambio, que se veía venir después de un 2-8 de los gloriosos, sino por la cara de Fernando Ravelo, Gerente General de los Tigres en la rueda de prensa, evidencia de una decisión que no fue de su agrado, pues para Offerman es la primera experiencia como manager ¡y en qué momento!, una elección que pasó por encima del cuerpo de coach, que por lo regular son la primera opción en estos casos. Debemos recordar que siguiendo este escalafón La Manta tomó al Licey en medio de la serie final de la temporada pasada, y aunque no triunfaron, pudieron ganar la Serie del Caribe. A pesar de esto, en la temporada muerta hubo dudas sobre si lo dejaban en el puesto (Ravelo) o buscaban otro dirigente (la directiva azul). Evidentemente, la directiva se la cobró. La enseñanza pelotera: cada año se borra la pizarra, y el pasado ya no cuenta. Para el jefe de seguridad: no des por sentado que tu puesto está asegurado en base a glorias pasadas: reinvéntate cada año.
Por último, después de varias semanas de leer todos los días a Héctor J. Cruz recomendándole a Alturo de Freites que renunciara a su puesto de dirigente de las Estrellas Orientales, parece que este le hizo caso y en su lugar asumió Carlos Juan Bernhartd, quien ha llevado al equipo, jugando con los mismo jugadores que tenía su sucesor, a un record de 8-4. Comentaba con un fanático estrellista lo acertada de las decisiones que ha tomado Bernhartd, como aquella de traer a Wilkin Ruan a jugar center field en lugar de Fernando Tatis en un 7mo inning, dando como resultado que este jugador capturara un batazo que le hubiera costado al menos 3 carreras en un juego frente al Escogido. Este simpatizante me decía que eso fue gracias a que Tatis se lesionó. O sea, le quita el crédito al manager. Recordé que, ciertamente, aquella noche el manager dejó jugando el right field a Pablo Ozuna, quien dejó caer un fly fácil en la novena entrada. Enseñanza pelotera: los que juegan son los peloteros, y por tanto son quienes ganan los juegos. Enseñanza de seguridad: aquí la cosa es inversa, aunque quienes se accidentan son los empleados, los números malos serán del jefe de seguridad.
13/12/2008
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