Los incendios forestales que devoran las mansiones de famosos en California eran noticias solo salían de las internacionales del noticiero. Pero cuando el fuego de abril en las montañas de Constanza llegó al patio de una casa en la Colonia Japonesa entonces comenzamos a ver los hechos con otra perspectiva.
Este incendio ocurrió en la víspera de un fin de semana largo, y, por tanto, estropeó las expectativas comerciales del sector turístico de la localidad. La emergencia del hospital se llenó de estudiantes afectados por problemas respiratorios ocasionados por la humareda, dando pie a un hecho simpático.
Mi hermano temió por la salud de mi madre, y preparó un operativo de evacuación que contó con la aprobación de todos menos de la evacuada, quien se negó a abandonar casa y pueblo. Ahí entendí por qué la Defensa Civil a veces tiene poco éxito convenciendo gente a orillas de los ríos al venir un ciclón.
El fuego acabó, la preocupación y solidaridad fue manifiesta, pero esta vez la amenaza salió del bosque y puso en riesgo no solo el ambiente, sino también la economía y la sociedad. Hace un año estuve en Constanza proponiendo un municipio sustentable, ha llegado el tiempo de ponerlo en práctica.
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