La recién concluida temporada del béisbol invernal dominicano se caracterizó por el despido de managers en 4 de los 6 equipos participantes. Cesantear al dirigente siempre ha sido la vía más fácil mediante la cual la Gerencia General oculta su responsabilidad por los malos resultados en el terreno.
Siempre que tenemos oportunidad de conversar con colegas de la prevención de riesgos y sale el tema de las dificultades que enfrenta para mejorar su gestión por la falta de recursos, les invito a redoblar sus esfuerzos en pro de mejora, pues cuando pierda su puesto al nuevo le darán lo que antes hizo falta.
Haciendo la analogía con la pelota nuestra, los dos dirigentes que empezaron el torneo 2015-2016 y que concluyeron el torneo, llegaron a la final, y uno de ellos resultó ser el campeón. Podría asegurarse que estos dos equipos fueron los que mejores recursos pusieron en sus manos, independiente a su talento.
Aunque los fanáticos siempre apelamos al “boten el manager” como la solución a malas rachas o bajo desempeño, y hacerlo siempre será un derecho de los dueños, estos procesos deberían ir acompañados de un análisis crítico de la Alta Dirección sobre qué está poniendo en sus manos y si esa es la vía.
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