En mi infancia vivía en una casa techada en zinc. Cuando escuchaba las pisadas de Antonio que con su lata de pegamento hecho con una mezcla de “nieve seca” (poliestireno) y gasolina pegaba trocitos de tela encima de cada clavo para prevenir goteras, entonces sabía que se acercaba la temporada de lluvia.
El huracán es la única emergencia que avisa antes de llegar, a diferencia de los terremotos e incendios. Con el inicio de la temporada ciclónica debemos hacernos la pregunta: ¿estamos preparados? Las empresas suelen tener un plan de emergencia para estos casos ¿tienes uno para tu casa?
Otra de las ventajas de los ciclones con respecto a otras emergencias es que cada año se arma un simulacro aunque no queramos, por lo que podemos poner a prueba nuestros planes y darnos cuenta a tiempo de sus carencias y debilidades, con vista a que cuando toque de verdad estemos listos.
A diferencia de cuando David, los medios de comunicación y las tecnologías de información nos brindan sugerencias de las previsiones a tomar para estar listos y armar planes formales de respuesta efectiva. Pongámonos en marcha con la máxima de siempre: esperando lo mejor, preparados para lo peor.
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